Esas pequeñas cosas,
esos pequeños sentimientos
de frustración, de dolor, de impotencia, de tristeza, en los que sientes que estás a un toque del viento de romperte, y que, a pesar de todo te hacen sentir vivo.
Más que la risa, más que la felicidad, más que la compañía, 
es valorar estar solo, conocerse, comprenderse, o solo
 reconocerse:
ante uno mismo, ante lo más grande, 
ante el tiempo, ante la vida. 
Nada es eterno, nadie es necesario. 
Todo pasa, todo fluye, 
 nosotros también. 
Y aunque se que todo acabara algún día, 
ese día aún no ha llegado, 
espero que no llegue pronto.
 
 
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